sábado, 22 de febrero de 2014

CARA A LA PARED: MALTRATO PSICOLÓGICO

Escribir este post me ha costado tiempo, pues no ha sido fácil para mi, y no he tenido el tiempo suficiente que merece el tema para poder escribir sobre lo sucedido.

Si he decidido publicarlo es para denunciar lo sucedido, este tipo de cosas no se deben callar, este tipo de actos no deben suceder en las aulas, ni en las extraescolares, ni en los esplais, ni en los hogares. 

Pedro hace dos cursos empezó inglés en la Martorell Lenguage School, debo ser sincera y decir que no fue él quien pidió ir a esta escuela, ni pidió aprender inglés, fuimos nosotros, sus padres los que pensamos que aprender el idioma fuera de su horario escolar sería positivo para él. Uno siempre hace lo que cree mejor para los hijos, y con la mejor intención, y en este caso con la buena voluntad de pagarle (y bien pagada) la mejor escuela de idiomas que hay en la zona. O eso creíamos. 
El primer curso fue muy bien, aprendía y se divertía, incluso realizó un curso de verano a petición, esta vez sí, propia. Cosa que me gustó.

Al llegar octubre del 2013 retomaban las clases, y Pedro por otras causas tuvo que cambiar de grupo y de días, con lo que también cambió de profesor. 
Ya no estaba Anna, la anterior profesora, a la que desde aquí felicito por su trabajo, es una gran profesora de inglés y estábamos encantados con ella.

Tenía un nuevo profesor nativo irlandés. Pedro me hizo varios comentarios sobre el profesor, nada grave, pero cosas típicas de cuando uno tiene un profe nuevo. Llevaría Pedro unos 20 días de clases, y un día al llegar a casa yo estaba justo donde estoy ahora escribiendo este post, pero embarazadísima (ahora estoy con Diego en la teta) y estudiando por adelantado, y Pedro me explica lo siguiente: "Mamá estaba en clase, he hecho bromas con un compañero, nos hemos reído, y el profesor me ha puesto un minuto cara a la pared".

No doy crédito, me enfado, mucho, con el niño por no comportarse y por la respuesta del profesor. Le preguntamos que nos explique bien lo sucedido, y como que un profesor con solo 8 niños a su cargo pierde los nervios de tal manera, le decimos que nos explique lo que estaban haciendo o si le faltaron el respeto, etc. Quería saberlo todo. Antes de pensar, antes de gritar, antes de llorar, o antes de hacer nada. Que es lo que hice. Nada. Pues no sirvió de nada.
Esto era un jueves, le digo a Pedro que el martes iremos a hablar con el profesor él y yo. Y lo solucionaremos, pues no lo van a poner cara a la pared más, pero también quiero que entienda que se debe controlar en la clase y poner de su parte para aprender.

LLega el martes, y allá vamos con tiempo de antelación para poder hablar 15 minutos con el profesor. Subimos, lo vemos, y le digo si por favor puede dedicarme unos minutos. 
Me dice que sí, y me presento, me saluda, mira al niño, Pedro agacha la cabeza y le digo: "Vengo por lo sucedido el jueves pasado, para solucionar y entender que pasó en la clase, y Pedro tiene algo que decirte antes de nada"

Pedro lo mira a la cara y le dice: "Siento haber hecho bromas en clase cuando no debía, y voy a estar más atento a partir de ahora".
Entonces el profesor se pone nervioso, lo noto, deja de mirarme a la cara, me habla mientras mueve y mira unos papeles y me dice: "Bueno no pasa nada, no tendría que haber venido, no fue para tanto..." y le digo "Pusiste a mi hijo cara a la pared en la clase, yo creo que sí fue para tanto, creo que si Pedro se comportó de forma incorrecta deberías llamarme y lo solucionaremos hablando tal y como estamos haciendo ahora".
Entonces me dice que no me preocupe, que no volverá a pasar, que fue un mal entendido, que no supo reaccionar y que Pedro se porta muy bien, pero bueno que por la edad pueden ponerse nerviosos, etc. Y se fue. Así.

Aquí fallé, y mucho. Y dejé entrar a mi hijo otra vez a la clase, con él.
Me fui, y  lo dejé. Lo abandoné. 

Pedro siempre ha tenido un comportamiento excelente en el colegio, los que lo conocéis sabéis que no presumo, es cierto. Y quizás pensé : "Algún día también tendrá que portarse mal no?" Y le di interiormente otra oportunidad al profesor, aunque iba a estar atenta (lo máximo que me permitía mi situación).

Pues hará un mes aproximadamente, llega Pedro un martes que se supone tenían examen y me dice que no lo han hecho. No me explica el motivo, pero lo veo triste, yo ya sé que no quiere ir a inglés, es un tema que entre teta y teta con sus dos hermanos hemos hablado comiendo macarrones ecológicos, como dos personas iguales. Le dije si le hacía feliz ir a inglés y me dijo que no, que iba por nosotros. Y le dije que nunca tenía que hacer nada por nadie, lo tenía que hacer por él. Así que acordé con su padre reunirnos para hablar sobre el tema, pero no llegó el día, pues esa misma semana el jueves al llegar Pedro le pregunto si hoy si han hecho el examen, me dice que sí y que ha sacado un notable, y que tiene que estudiar, se va a su cuarto. Y lo vuelvo a llamar, y entonces vi su cara. Mi hijo no estaba bien. Le pregunté que le pasaba y se puso a llorar.
Me explicó que el martes nuevamente este profesor lo había puesto cara a la pared. Tenía a Diego encima, y le dije mientras él intentaba explicarme lo que había hecho: "Me da igual, me da igual lo que hallas hecho, no volverás allí".

Intenté mantenere la calma, pero quería llorar, quería llorar mucho y quería ir a decirle cuatro cosas al "profesor" pues de profesor no tiene nada.
Pero intenté calmar a Pedro, y tranquilizarlo diciéndole que esta vez era la última, que no volvería allí jamás, que me daba igual el mundo entero, que no lo iba a abandonar de nuevo.


y tengo la suerte de hablar con la jefa de estudios.
Ésta no da crédito, y me atiende muy bien, me comprende y me da la razón en que estas cosas no deben suceder. La verdad que tras hablar con ella mi sensación (digo sensación, pues no fue otra cosa) es de que van a tomar cartas en el asunto. Le digo claramente : "Te explico todo esto por el bien de los otros alumnos, pues te aseguro que a mi hijo esta persona no lo va a poner nunca más cara a la pared, pues no va a volver a vuestra escuela". Ella me dice que no me preocupe, me pide disculpas para Pedro y para la familia, me habla muy bien, me comprende o hace un papelón...

Quedamos en que me llamará la siguiente semana, pues ella hablará con el "profesor" y tendremos una reunión, yo acepto, y quedo satisfecha de la charla que duró unos 30 minutos.

Por mi parte pido ayuda como madre, como compañera, como amiga a varias personas, sabiendo que me puedo encontrar con la respuesta de que poner a un niño cara a la pared no es para tanto... 

Tengo la suerte de que mi compañera de universidad Laia Ortiz está realizando su trabajo final de carrera sobre este tema "Acoso docente. Cuando el profesor maltrata" con lo que sabe muy bien de lo que hablo, pues lleva 4 meses trabajando profundamente sobre los castigos en las aulas, investigando, preguntando, y profundizando en un tema que por desgracia para muchos niños pasa a diario tanto en las escuelas, como en las extraescolares ya sean deportivas o no.

De su trabajo final de grado extraigo y cito textualmente (con su permiso y muy agradecida) para aclarar un poco la diferencia entre disciplina y maltrato, actos que llevan a cabo docentes en las aulas y que pueden parecernos disciplina, pero no lo son:

ACCIONES DEL MALTRATO DOCENTE
Podemos definir el maltrato docente como la acción del profesor que implica un menosprecio, descalificación, apelativos de desprecio, desigualdad de trato, humillación verbal, crítica en exceso, ignorar, comparar con otros alumnos, amenazar con castigos, crear miedo, sobre exigirle, privar de relaciones sociales de ocio o educativas, daño físico, psíquico y moral, falta de apego, falta de afecto, ignorar sus peticiones, descuidar sus necesidades básicas y un largo etc. 

¿CASTIGO O MALTRATO DOCENTE?
Otro concepto que se tiende a disfrazar es el castigo. No todos los castigos son positivos ni todos los castigos son educativos. El castigo se centra en los errores que comete el niño y a menudo significa hacerle sufrir innecesariamente si no se aplica de forma correcta. En definitiva el castigo tiene por objetivo eliminar conductas. 

...Como ya hemos señalado, el maltrato busca humillar y dañar al niño ya sea física o psicológicamente. El castigo pretende suprimir conductas y si este castigo se rige por el amor, la honestidad y el respeto el niño aceptará las consecuencias y entenderá la finalidad del mismo.
Si el castigo se aplica de forma pacífica, desde la comprensión y el diálogo se está ejerciendo sobre el niño un redireccionamiento positivo de la conducta, mientras que si utilizamos el castigo para dañar física o psicológicamente al niño no podemos hablar de castigo sino de maltrato. 

TIPOS DE CASTIGOS QUE SE DAN EN LAS AULAS

Se puede hacer un listado muy amplio sobre los tipos de castigo que se dan en el aula, tan amplio como profesores existen. Vamos a resumir los que se dan con más frecuencia.
- Tiempos fuera del aula, de cara a la pared, el rincón de pensar, de cara a los compañeros, dejar sin recreo, sin actividades, sin excursión.

DEFINICIÓN DE MALTRATO 

El maltrato lo podemos describir como todo acto o acción que se ejerza sobre otra persona con intención de herirla física o psicológicamente. 

Los niños y niñas son personas con derechos, también son personas que merecen ser creídas cuando cuentan sus vivencias. Los adultos tendemos a no creer a los niños, los niños no cuentan situaciones por que saben que encima serán perjudicados... 
Yo siempre he creído a mi hijo, ahora a mis hijos, pero le fallé, lo creí pero le di una nueva oportunidad a la persona que lo estaba humillando, a la persona que lo estaba maltratando psicológicamente, y le di la oportunidad de volverlo a humillar, de volverlo a maltratar. Yo, sí, a punto de terminar magisterio, con tanta información, con tantos libros que leo, con tanto colecho y tanto amor, abandoné a mi pequeño ante esta persona. Que usó su poder para humillar a mi hijo dos veces. Lo siento Pedro, ya te pedí disculpas, y te las vuelvo a pedir, me equivoqué y mucho. 

Mientras esperamos la llamada de la escuela de idiomas, noto que Pedro tras pasar unos días se muestra más tranquilo en casa, está más contento, más alegre, mucho más comunicativo. Se ríe más, no pone mala cara, no hay que obligarlo a ir a inglés, y se aprecia desde lejos que su mirada vuelve a ser la misma. Se siente bien, sabe que aunque me equivoque he rectificado, y que voy a luchar para que esta persona no vuelva a tratar así a ningún niño más.

Al no ir dos días entre semana a inglés podemos ir al parque, podemos merendar fuera de casa, podemos leer, podemos ir a la biblioteca y le cuenta cuentos a su hermana, estudia con muchas más ganas, lleva las tareas del colegio mucho más adelantadas, lo veo ir y venir con un libro de lectura en la mano, lo veo feliz, con tiempo para él, para jugar, para compartir en casa, hacemos la compra, me ayuda con los bebés, se ríe, puede ver dibujos un rato antes de cenar y miles de cosas más que nos han cambiado la vida desde que no va a inglés. 

Recibí la llamada un triste miércoles por la tarde, ¿sabéis que medidas ha tomado la escuela sabiendo que este profesor humilla cara a la pared a sus alumnos de 10 años?
Digo sabiendo pues el tipo lo confirma, reconoce que usa este método muy usual según él en su país, para enseñar a los niños. Lo reconoce. Y la escuela que hace ante tal confesión de maltrato psicológico a menores de edad, pues no hace NADA.
ABSOLUTAMENTE NADA.

Me pide disculpas una vez más, le digo que se las pidan a mi hijo personalmente, tal y como hizo él la primera vez. Me dice que le sabe muy mal, que Pedro abandone los estudios de inglés, le digo que peor me sabe a mi, que es mi hijo. Me dice que no tenemos que pagar la cuota de este trimestre, le digo que solo faltaría, que ya he pagado el primer trimestre para que pongan de cara a la pared a mi hijo, así que el segundo corre de su cuenta, para que no nos produzcan más molestias, y para (esto lo digo yo) me calle la boca. 

Termino este post explicando el motivo por el que la segunda vez y última esta persona humilla a mi hijo cara a la pared. 
Estaban haciendo un ejercicio oral, y Pedro contestó al ejercicio, y falló, se equivocó, dijo otro verbo, no dijo el verbo correcto. 
A pesar de lo vivido mi hijo seguía participando oralmente en inglés en el aula, y por ello fue castigado, humillado y maltratado psicológicamente.

Estas cosas suceden, en escuelas de idioma de prestigio. Y le sucedió a Pedro, nos sucedió. 
Pero de estas cosas también se aprenden, y nos ha hecho más fuerte. 

Te quiero Pedro, seguiremos el camino aprendiendo juntos, nos equivocaremos juntos, siempre contigo.

Laura JC




martes, 11 de febrero de 2014

LACTANCIA EN TÁNDEM

Personalmente nunca me planteé que amamantaría a dos hijos a la vez. Ni siquiera hace unos años me plantaba tener tres hijos. 
Carlota y yo hemos disfrutado de una lactancia en la que todo han sido ventajas. Pero al quedarme embarazada de Diego no pensé que nos pudiera afectar en la lactancia. Había leído algo sobre lactancia en tándem, y sobre lactancia en el embarazo, pero no era un tema en el que me había informado en profundidad.
Así que a partir de la semana 18-20 empecé a notar que mis tetas no eran las mismas, y Carlota aunque mamaba igual ponía caras raras, y le preguntaba si había leche y ella decía que no.
Al principio fue raro, duro, triste. No salía nada de leche, puede que un poco de líquido muy transparente, pero no leche, no mi leche. 

Lo consulté con mi amiga Gemma y con Inma Marcos, y bueno, me explicaron que a veces sucede, y que depende del niño o niña, puede que deje de mamar, o que siga mamando aunque no obtenga leche.
Carlota es muy de teta, mucho. Y yo sabía que no lo dejaría, aunque mamaba en pocas ocasiones, muchos días solo para dormir, y yo seguía haciendo lo mismo que antes, darle si pedía. 

Al final del embarazo me dolía bastante, mis tetas estaban muy sensibles, y sentía pinchazos, pero no quería negarle a Carlota nuestros momentos, aunque para mí en alguna ocasión ya no eran tan agradables, pero intentaba también explicárselo y nuestra lactancia seguía su camino felizmente. 

Carlota se durmió con mi teta hasta el último día, yo casi ya no podía girarme en la cama con mi enorme barriga, pero nuestra lactancia se mantenía.

Diego nació y felizmente se acercó a mi pecho del que se alimenta y se nutre de amor cada ratito :)

Hoy después de casi tres meses de lactancia en tándem puedo decir que fácil no ha sido.

He tenido momentos de nervios, de pensar que no puedo amamantar a los dos, y cuidar a Pedro también, que aunque no mame, me necesita.
Hay días buenos, días regulares, y días no tan buenos... Han habido noches buenas, y algunas de lloros y sentimientos de derrota, de no ser capaz. 

Puedo decir que valorando en visión general mi lactancia en tándem está siendo positiva, aunque hay días en los que Carlota me pide cada 20 minutos y me cuesta mucho atenderla, aunque muchas veces le doy y a los 2 minutos ella misma se va a jugar... Sin embargo si intento distraerla es peor, pues no se calma y termina mucho más nerviosa o llorando y le termino dando igualmente, pero ya no son 2 minutos.

Creo que cada mujer lo gestionará como mejor pueda o sepa, yo no tenía ni idea, vamos, que los primeros días les decía a las comadronas que pesaran a Diego por que Carlota mamaba mucho más que él y eso me angustiaba. Pero Diego engorda por momentos jejeje, así que hay leche de sobras para los dos.

Luci me dijo: "Tienes leche para dos, y si tuvieras tres mamando tendrías leche para tres, y si tuvieras cuatro mamando también tendrías leche para los cuatro".

Una vez más también tengo que decir que la lactancia sin el apoyo de mi marido no sería posible, de mi marido y de Pedro, pues él también comprende que sus hermanos se pasen el día encima mío. Pero he comprobado que se puede estudiar con Pedro, mientras ellos maman cada uno en una teta!! 

Criar a mis hijos me está enseñando cosas nuevas cada día, y me encuentro con situaciones que nunca había vivido, como la lactancia en tándem, no fue una decisión mía, pues no me lo he propuesto. Ha surgido así, Carlota está feliz, Diego come genial, y yo soy feliz. 

Debo decir que no sé si será casualidad, pero Carlota desde que nació Diego ha engordado medio kilo. 

Lo importante es disfrutar de ellos, disfrutar de la lactancia, nuestro cuerpo es maravilloso.




Laura JC